La movilidad eléctrica avanza España más lentamente de lo esperado por una incorporación tardía al sector —como reconoció este jueves la ministra Teresa Ribera— y por los recelos de la población hacia un sistema que hoy por hoy no todo el mundo puede permitirse y que, por lo tanto, mayoritariamente, no ha probado ni conoce. Una de las principales cuestiones que inhibe a los ciudadanos a la hora de comprarse un coche sin emisiones —además del precio— es la idea de que no hay suficientes puntos de recarga de acceso público, pese a que el sector reitera que los más de 30.000 existentes son más que suficientes para el parque actual: 175.000 vehículos. Además, los rápidos y ultrarrápidos —que permiten recargar en solo 15 o 30 minutos— se han doblado en un año, hasta llegar a más de 2.500.