Luis León Sánchez y el dolor de derrotar a un amigo en el desierto

Luis León Sánchez y el dolor de derrotar a un amigo en el desierto

Lo primero que hizo Sergio Mantecón al cruzar la meta fue ir a abrazar a Luis León Sánchez. El murciano llevaba más de siete minutos esperándolo y le costó celebrar la victoria porque, más que rivales, son amigos. “Ha sido una desgracia personal para mí porque lo considero amigo”, decía el nuevo líder de la Skoda Titan Desert. Pero hay otras motivaciones en el desierto, aparte de la amistad. “La etapa ha sido un maratón, sin recuperación, sin masaje, durmiendo casi en el suelo, y al final por desgracia he tenido que dejar a Mantecón, un gran ciclista, un amigo, me debo a mis esponsors, ellos me piden que se haga lo que se pueda para darlos a conocer, también el tema de la ELA, de Juan Carlos Unzué, para él, para su asociación y para el equipo Kosner Saltoki”, reconocía Luisle.

Sus dos victorias de etapa han sumado 1.000 euros cada una a la recaudación que hace su equipo en carrera para ayudar a la lucha contra la ELA aportando fondos a la Fundación Francisco Luzón. Cada uno de los 61 participantes que aporta el grupo a la carrera suma otros 50 euros por cada corredor que acaba. Además de los lideratos y los triunfos parciales en todas las categorías.

Luisle estaba feliz por lo conseguido, pero sólo le faltó pedir perdón a su amigo Mantecón. “Fran [Herrero] quería probarlo de lejos, había mucha gente a la que sólo le interesaba la etapa, yo por desgracia luchaba con Sergio. Ha habido un momento en que arrancaba mucha gente, ha sido una subida con bastante tierra con piedras y ahí ha sido donde se ha decidido un poco la carrera”, explica.

“Nos llevamos bien. Nos alegramos uno de lo bueno que le pasa a otro, dentro de la carrera somos rivales, vamos al cuello, pero ya has visto después de la carrera, somos humanos, somos personas”, asume Mantecón. Pero las piernas de Luisle van más rápido que las del resto. “Había una zona bastante dura, de páramo, de pequeños toboganes, he sufrido una rachilla, pero no hay que quitarle mérito, Luisle lleva una marcha más que todos y nos ha ido reventado uno a uno con ataques hasta que se ha ido solo. Luego por detrás me he juntado con Fran, pero no teníamos piernas, nos hemos juntado con el grupo y no quedaba más remedio que seguir con ellos hasta meta”, contaba Mantecón al acabar la etapa. No fue una buena mañana para él. “Un mal día en este terreno hace que no avances, la arena te come y hoy me ha comido a mí. Veremos mañana”, advierte.

Luisle, además cuenta con la ayuda de sus compañeros, como Pau Marzá, que le ayudó durante una buena parte del camino. Pero la colaboración no acaba al cruzar la meta. “Ahora toca disfrutar con gente como la que me he encontrado aquí, que me han acogido a lo grande, que me encuentro supercómodo. Esta noche pasada me han dado todas las facilidades para dormir, que parecía un crío pequeño y ellos mis padres, incluso alguno dándome la almohada para dormir. Ya me he sentido hasta un poco avergonzado por las facilidades que me daban. Quiero agradecerles el cariño que me han dado esta semana y mañana que sea lo que Dios quiera”, reconoce.

El jueves, en la penúltima etapa, se imponen las habilidades en navegación de los corredores. No pueden llevar el “track” de la carrera en el gps y tampoco está balizado el camino. Y ahí, Luisle, que debuta en la Titan de Marruecos, tiene desventaja.

“Yo soy inexperto, no sé dónde voy, sé que voy a mucha arena, mucha tierra, son dunas, es la primera vez que voy a pasar. He estado en Arabia pero me han dicho que no tiene nada que ver y me toca la de Rigoberto [Urán], rezar para que no pase nada”, admite.

En la categoría femenina, Tessa Kortekaas, del Cannondale, sigue siendo líder indiscutible.

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