“Se queda”. Pasaban las once de la mañana cuando esas dos palabras inundaron los muros de X, los grupos de WhatsApp o toda interacción social posible. Pedro Sánchez había tenido al país conteniendo la respiración ante lo que nos iba a comunicar desde La Moncloa. “En la carta que escribí a la ciudadanía les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que, desde hace 10 años, sufre mi familia a cambio de presidir el Gobierno de España. Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara”, dijo al inicio de su discurso. Minutos después, ofrecía la respuesta: “He decidido seguir, con más fuerza si cabe”. De renuncia, nada. Se quedaba.