De pequeño, cuando aún vivía en Santo Domingo, Ray Zapata (República Dominicana, 30 años) era un torbellino que brincaba entre los muebles de su casa y trepaba a los árboles al menor descuido. Para alivio de su madre, aquel chaval encontró en la gimnasia un deporte con el que desfogarse: “Pude frenar toda esa adrenalina que tenía. Mi madre estaba encantada de que, al llegar a casa, estuviese reventado”, asegura con una carcajada en la entrevista que encabeza este artículo, grabada en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Madrid.