Mussolini aún divide a la clase política italiana

Mussolini aún divide a la clase política italiana

Casi 80 años después, el fascismo continúa dividiendo Italia. El país transalpino celebró el pasado 25 de abril el aniversario del fin de la ocupación de las tropas de la Alemania nazi, que precipitó la caída del régimen de Benito Mussolini. Una fiesta nacional, que se ha convertido en un motivo de fragmentación, especialmente desde que Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, partido heredero del post-fascista Movimiento Social Italiano, se convirtió en primera ministra.

Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en el Gobierno se sientan ministros que evitan condenar explícitamente el fascismo, incluida, la jefa del Ejecutivo, que rechaza declararse antifascista. Quizá, porque como sostiene el periodista del Corriere della Sera, Aldo Cazzulo, “Meloni es anti-antifascista”. En cualquier caso, este año no fue una excepción.

La primera ministra participó junto al presidente de la República, Sergio Mattarella, en la conmemoración solemne del Día de la Liberación frente a la tumba del soldado desconocido en el Altar de la Patria en Roma. Más tarde, en un mensaje publicado en sus redes sociales, la líder de Hermanos de Italia afirmó que “el fin del fascismo sentó las bases para el retorno de la democracia”, y reiteró su “aversión” a todos los “regímenes totalitarios y autoritarios”, sin nombrar ninguno.

La Fiesta de la Liberación llegó precedida por una semana repleta de polémicas después de que la RAI –la televisión pública italiana– censurara un monólogo del escritor Antonio Scurati, autor de la monumental biografía del ‘Duce’, ‘M. El hijo del Siglo’. El intelectual debía participar en el programa ‘CheSarà’ de la cadena RAI3 leyendo un texto en el que, entre otras cosas, denunciaba la calculada ambigüedad con la que el Gobierno de Giorgia Meloni se refiere al fascismo, “evitando el argumento en campaña electoral”, y “renegando del papel fundamental de la Resistencia en el renacimiento italiano”.

Serena Bordone, presentadora del espacio en el que debía participar Scurati, explicó que se enteró de la decisión de cancelar la intervención del escritor “por pura casualidad” y “sin explicaciones plausibles”. A pesar de ello, la periodista decidió abrir el programa leyendo el texto que el escritor había preparado, que para entonces, ya se había convertido en viral en las redes sociales.

El monólogo rememoraba dos acontecimientos históricos de sobra conocido por los italianos: el asesinato del legislador socialista y antifascista Giacomo Matteotti por sicarios de Mussolini, y las masacres de civiles italianos en 1944, durante el período final de la ocupación nazi. “El fascismo ha sido a lo largo de su existencia histórica –no sólo al final u ocasionalmente– un fenómeno irremediable de sistemática violencia política homicida y asesina. ¿Lo reconocerán, de una vez por todas, los herederos de esa historia?”, se preguntaba el escritor en el texto. “Todo, por desgracia, apunta a que no será así. El grupo dirigente post-fascista, una vez ganadas las elecciones en octubre de 2022, tenía dos caminos por delante: repudiar su pasado neofascista o intentar reescribir la historia. Indudablemente, ha tomado el segundo camino”.

La decisión del ente público fue calificada de “censura” por los partidos de la oposición y por el sindicato de periodistas de la RAI, que denunció que se trataba de una medida para “silenciar a los intelectuales que no son bienvenidos por quienes gobiernan”. La polémica obligó a intervenir a la primera ministra, que compartió el texto en sus redes sociales, asegurando que la cancelación del contrato se debió a una cuestión económica.

“La izquierda grita al régimen. La RAI responde que simplemente se negó a pagar 1.800 euros (el salario mensual de muchos empleados) por un minuto de monólogo. Yo no sé cuál es la verdad, pero publico tranquilamente el texto del monólogo (que espero no tener que pagar). Porque aquellos que siempre han sido condenados al ostracismo y censurados por el servicio público nunca pedirán la censura de nadie”, escribió Meloni.

Unas palabras a las que el escritor respondió en una carta publicada en el diario La Repubblica, en la que acusó a la primera ministra de faltar a la verdad, “tanto en lo que respecta a la tarifa como en lo respecta al alcance del compromiso” con la RAI. “Mis pensamientos sobre el fascismo y el postfascismo, bien arraigados en los hechos, tenían que ser silenciados”, denunció Scurati. Y añadió: “No creo que merezca este nuevo ataque difamatorio”.

El escritor fue invitado a subir al palco en la Plaza del Duomo de Milán donde concluyó la multitudinaria manifestación que se celebró el 25 de abril. Desde el escenario, y arropado por la líder del opositor Partido Democrático, Elly Schlein, Scurati leyó el monólogo censurado. “Mientras esa palabra –antifascismo– no sea pronunciada por quienes nos gobiernan, el fantasma del fascismo seguirá rondando la casa de la democracia italiana”, dijo entre los aplausos de los manifestantes.

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