Política exterior interna

Política exterior interna

Una de las características de nuestra historia es que España no tiene política exterior. Lo que tenemos son partidos políticos con su propia política exterior que, siempre que pueden, es distinta y hasta incompatible con la de los demás partidos. El objetivo, por tanto, es hacer política interna con la política exterior para utilizar lo de fuera para ganar elecciones dentro, provocando contradicciones al rival.

El último ejemplo es la decisión de Pedro Sánchez –al parecer firme e inapelable– de reconocer la existencia de un estado palestino. España no será el primer país en hacerlo, porque hace tiempo que ese reconocimiento ya lo establecieron gobiernos de otras naciones. Y, de hecho, es una tesis muy extendida en el mundo la de que la situación ideal en Oriente Medio es alcanzar ese objetivo de dos estados, Israel y Palestina, conviviendo en paz. Sin embargo, como le dijeron hace unos días a Sánchez los primeros ministros de Noruega e Irlanda, esa decisión ha de adoptarse cuando se den las condiciones adecuadas, que, por otro lado, nadie especifica.

Pero el ánimo de Sánchez no decae. Y ahora, su decisión de reconocer al estado palestino, sin atender a condiciones, se topa con nuevos eventos sobrevenidos, como el ataque de Irán a Israel de este fin de semana. ¿Cómo se entenderá en la comunidad internacional que España reconozca al estado palestino precisamente ahora?

De momento, de Moncloa no ha trascendido que exista la posibilidad de revisar el tempo de la decisión. Sánchez dijo que la acometería antes del verano, sin añadir si se refería a que reconocerá el estado palestino justo antes de las elecciones europeas de junio, en la confianza de que suponga un impulso para las expectativas del PSOE y que provoque contradicciones internas en el PP. Según esa corriente de pensamiento, los socialistas podrían limitar así el grado de la derrota que auguran los sondeos y, por tanto, su impacto en la legislatura nacional, también pendiente de lo que pase el próximo domingo en el País Vasco y el 12 de mayo en Cataluña.

Pedro Sánchez es un prestidigitador. Casi siempre le sale bien. Pero nunca se sabe.

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