Primeras palabras de Rafael Amargo tras salir de prisión a la espera de sentencia

Primeras palabras de Rafael Amargo tras salir de prisión a la espera de sentencia

Rafael Amargo está más tranquilo al ver cómo ha podido recuperar la libertad tras largos meses en prisión, a la espera de que se
celebrase el juicio que determinase su grado de implicación o responsabilidad
en los feos cargos que pesan sobre él. El bailaor está acusado de vender droga
desde la comodidad de su casa, algo de lo que ya se ha defendido ante el juez.
A la espera de que éste dicte sentencia, la Audiencia Provincial de Madrid ha
determinado necesario su puesta en libertad sin medidas cautelares. Algo que él
se ha tomado como un triunfo en sí, tal y como ha asegurado a las puertas de la
cárcel de Soto del Real en la que se encontraba recluido, aunque quejándose que
este entuerto le obliga a reinventarse.

“Ahora tengo que volver a empezar de cero”, aseguraba Rafael
Amargo a las decenas de micrófonos que le esperaban a las puertas de la prisión
tras celebrarse la última sesión de su juicio y su excarcelación. Tras declarar
en el proceso judicial, regresó al centro penitenciario para recoger sus
pertenencias, acompañado de su mujer Luciana y su abogado, Marcos García Montes,
que ha hecho un alto en el juicio de Daniel Sancho en Tailandia para atender a
su otro mediático cliente en suelo patrio. Reconoce estar “emocionado” por poder
respirar aire fresco lejos de la celda que se ha convertido su hogar estos
meses y agradecido con el tribunal “por haber entendido sus palabras”.

Han sido cinco meses de espera entre rejas que el bailaor
reconoce que ha tratado de llevarlo de la mejor manera posible, aunque le haya
sido complicado en algunos momentos: “He sido fuerte y he sentido mucho cariño
por parte de todos los internos. Estoy muy emocionado”. Personas que, por otro
lado, prefiere no tener que volver a ver, al menos no en las mismas circunstancias,
pues espera que la decisión de ponerle en libertad sin medidas cautelares y de
forma provisional, sea el paso previo a su completa absolución. Algo que, de no
producirse, ya adelanta que se vería obligado a recurrir la decisión, pues se
mantiene firme en que él no vendía droga desde su domicilio y que, en todo
caso, si había algo en su casa es debido a que él es consumidor y llamaba y se
lo traían, pero nadie se iba de su hogar con más de lo que llegaba.

“Yo ahora tengo que volver a empezar de cero, pero bueno, ahora
me merezco comerme una hamburguesa”, reconocía divertido Rafael Amargo, aunque
con la emoción contenida en sus adentros. Y es que en estos meses ha visto cómo
su existencia se ha venido abajo: “El hombre que entró aquí hace cinco meses no
es el mismo que el que está saliendo ahora mismo. Soy otra persona y ahora solo
quiero abrazar a mis hijos”, confesaba, al lado de su mujer, Luciana, su
principal apoyo en tan convulsas circunstancias. De hecho, para ella ha querido
tener unas palabras de agradecimiento público, aprovechando que tenía numerosos
micrófonos a su alcance para hacer llegar su mensaje lo más lejos posible. Eso
sí, sin olvidar que ha sufrido, a su parecer, un calvario injustificado: “Llevo
tres años y medio comiéndome un marrón”, sentenciaba en su improvisada
entrevista a las puertas de la prisión de la que consideraba que no iba a salir
tan pronto, pero feliz de que hayan permitido su excarcelación de forma
provisional.

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