Siempre se van los mejores

Siempre se van los mejores

Vaya día de perros el de ayer, 1 de mayo de 2024. Me entero por el móvil de que se ha muerto el escritor Paul Auster y lo siento en el alma. No por él, que también, no soy de piedra. Claro que me apena la marcha de un hombretón todavía joven a sus 77 años, según las ilusas cuentas que nos hacemos con la esperanza de vida hasta que nos mata, consumidito vivo en un año por un cáncer de pulmón, como tantos otros igual o más jóvenes en todo el mundo. Pero no. La muerte de Auster no me toca tanto la fibra por él como por mí misma. Leí su Trilogía de Nueva York a los veintipocos, cuando aún todo era posible, y, aunque no me preguntes por la trama, porque no me acuerdo, no olvido ese ansia de vivir, esa urgencia por seguir leyendo y a la vez porque no se acabara nunca el libro, esa sensación de que alguien, al otro lado del globo, hablaba tu idioma, te llamaba por tu nombre, te hacía compañía, te arañaba la conciencia y te leía la mente. Qué pena, Paul Auster.

Seguir leyendo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *