Su matrimonio acabó como el “rosario de la aurora”. José Ortega Cano se vino abajo cuando su entonces mujer, Ana María Aldón, tomó la decisión de romper su matrimonio. El torero, nos cuentan, se hundió anímicamente y pasó una larga temporada triste y decaído. Pero ahora parece haber recuperado la ilusión por vivir y, sorpresa, le desea a su ex “que sea muy feliz. Le tengo mucho afecto y mucho cariño”.
Aún así, sabemos que al enterarse de que Ana piensa casarse este mismo año con su novio Eladio, se le hizo un nudo en la garganta recordando los buenos momentos pasados con la madre de su hijo José María. La respeta y ha olvidado antiguas polémicas. Por el bien del niño intenta mantener una relación cordial con la sanluqueña.
Además, vuelve a presumir de su estado físico, entrena cada día, da largos paseos por los alrededores de su casa y suelta un contundente “estoy que quito el sentido”.
No se le conoce una nueva pareja sentimental, desde que se separó de Ana se le vinculó a una conocida bailaora, Isabel Luna, con la que se le vio en varias ocasiones en lugares de Madrid, como la sala Giralda.
Pero Isabel ya se encargó de desmentir rotundamente un presunto noviazgo, aclarando que “somos solamente buenos amigos”.
De todas formas, Ortega no consigue alejar de su vida los fantasmas del pasado, y la que fuera su primera esposa, la fallecida e icónica Rocío Jurado, que sigue muy presente, aunque sea en esencia, en su vida.
Ana María estaba harta de ver las fotografías de “la más grande” en los lugares más emblemáticos del chalet que compartió con José durante su unión matrimonial. Se sentía postergada y ninguneada. Nunca pudo superar en el corazón de su marido a lo que él sintió por la de Chipiona. Y ese fue uno de los detonantes de su ruptura. Hoy, ella está muy enamorada de Eladio, y él continúa divorciado y sin compromiso. Su gran amor, actualmente, es su hija Gloria Camila.
