Tadej Pogacar ya gobierna el Giro a su antojo

Tadej Pogacar ya gobierna el Giro a su antojo

Durante unos minutos, el Giro regresó al 30 de mayo de 1999, en un túnel del tiempo virtual. Las mismas carreteras, la misma pasión. A aquel Pantani que había visitado unos días antes, en olor de multitud, a Paolo y a Tonina, sus padres que seguían elaborando piadinas en su horno de Cesenatico. Hasta Alberto Zaccheroni, que volvía a ganar el scudetto para el Milan, vecino ilustre del Pirata, le rendía pleitesía desde la tribuna de meta cuando la carrera llegó a la villa adriática. Quedaba Oropa, y una de las últimas gestas de gran Marco, con una avería en el comienzo de la ascensión, y la remontada para adelantar al pelotón, cazar a Jalabert y ganar en solitario en la recta empedrada del Santuario.

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