Un estudio alerta del peligro para la salud de una dieta rica en estos pescados y mariscos

Un estudio alerta del peligro para la salud de una dieta rica en estos pescados y mariscos

España es valorada alrededor del mundo por diferentes motivos. La música, el deporte, la cultura patrimonial, la personalidad de sus gentes, el clima… y, cómo no, nuestra amplia y sabrosa gastronomía. La alaban los cocineros y también los científicos. No solo por la calidad de los ingredientes y la tradición arraigada a nuestros platos, sino también por sus beneficios para la salud.

La dieta mediterránea, en general, tiene diferentes efectos probados sobre el organismo. Tiene propiedades cardiosaludables, alarga la vida y hasta parece proteger el cerebro de enfermedades neurológicas como la demencia. Contiene frutas, verduras, aceite de oliva y carnes magras, especialmente pescados y mariscos.

De hecho, España es el segundo país europeo donde más pescado y marisco se come por cabeza de toda Europa. Según datos de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), consumimos unas 1,2 millones de toneladas de productos del mar al año, de los cuales el marisco representa aproximadamente el 10%. ¿El problema?

El pescado y el marisco cada vez contienen más sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas comúnmente como PFAS. Estos químicos se han relacionado con cáncer de diversos tipos, enfermedades del metabolismo, anomalías fetales, colesterol alto, trastornos de tiroides, hepáticos e incluso neurológicos, como la demencia. Se les conoce también por el nombre de «forever quemicals» o, en castellano, químicos eternos. Un adjetivo que se han ganado a consecuencia de su capacidad de persistir durante años en el medioambiente, en el agua, en el aire y hasta en la sangre humana.

Por estos motivos, a principios de marzo, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo político provisional para exigir que todos los envases que están en contacto con los alimentos estén libres de PFAS. Una medida que ya tomó Dinamarca en 2019, cuando prohibió su uso.

Exposición a PFAS por dietas ricas en marisco

Ahora, un estudio subraya la necesidad de establecer normas de seguridad para las sustancias químicas eternas o PFAS en el marisco. El trabajo, dirigido por la Universidad de Dartmouth sugiere que las personas que consumen marisco con frecuencia pueden enfrentarse a un mayor riesgo de exposición a los PFAS.

Los resultados subrayan la necesidad de unas directrices de salud pública más estrictas, que establezcan la cantidad de marisco que la gente puede consumir sin peligro para limitar su exposición a las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, informan los investigadores en la revista Exposure and Health. Esta necesidad es especialmente urgente en regiones costeras como Nueva Inglaterra, donde el legado de la industria y la contaminación por PFAS choca con una predilección cultural por el pescado, escriben los autores.

«Nuestra recomendación no es no comer marisco: el marisco es una gran fuente de proteínas magras y ácidos grasos omega. Pero también es una fuente potencialmente subestimada de exposición a PFAS en los seres humanos», advierte Megan Romano, autora correspondiente del estudio y profesora asociada de epidemiología en la Escuela de Medicina Geisel de Dartmouth.

«Entender esta relación riesgo-beneficio en el consumo de marisco es importante para las personas que toman decisiones sobre la dieta, especialmente para las poblaciones vulnerables como las embarazadas y los niños», añade. Por tanto, la postura científica es estudiar el nivel de PFAS en los pescados de agua salada de cada país para determinar si sería necesario regular su consumo.

Para ello, el estudio emparejó un análisis de las concentraciones de PFAS en marisco fresco con una encuesta estatal sobre hábitos alimentarios en Nuevo Hampshire. Los datos indican que Nueva Hampshire (junto con toda Nueva Inglaterra) se encuentra entre los principales consumidores de marisco de Reino Unido, lo que hace que el estado sea ideal para comprender el grado de exposición de las personas a los PFAS a través del pescado y el marisco. Pero, ¿qué pescados y maricos tienen más PFAS?

Qué pescados y mariscos contienen más PFAS

«La mayoría de las investigaciones existentes se centran en los niveles de PFAS en especies de agua dulce, que no son las que consume principalmente la gente», explica Romano, que estudia los efectos de los PFAS y otras sustancias químicas alteradoras endocrinas en el agua potable. «Vimos eso como una laguna de conocimiento en la literatura, especialmente para un estado donde sabemos que la gente ama su marisco».

«Los PFAS constituyen un reto mundial desde hace décadas», afirma Jonathan Petali, coautor del estudio y toxicólogo del Departamento de Servicios Medioambientales de New Hampshire. Aún hoy, estas más de 14.000 sustancias químicas fabricadas por el hombre que se han utilizado a gran escala en todo tipo de productos por sus características para resistir el calor, el agua, la grasa y las manchas. Todavía hoy se encuentran en objetos domésticos como sartenes antiadherentes, ropa, cosméticos, insecticidas y envases alimentarios.

Por ello, los investigadores midieron los niveles de 26 variedades de PFAS en muestras de las especies marinas más consumidas: bacalao, eglefino, langosta, salmón, vieira, gamba y atún. El marisco estudiado se compró fresco en un mercado de la costa de New Hampshire y procedía de diversas regiones.

Según los investigadores, las gambas y las langostas registraron las concentraciones más elevadas, con medias de hasta 1,74 y 3,30 nanogramos por gramo de carne, respectivamente, de determinados compuestos PFAS. Las concentraciones de PFAS individuales en otros pescados y mariscos fueron, por lo general, inferiores a un nanogramo por gramo.

Consumo de pescado y marisco en España

La prevalencia de los PFAS en el medio ambiente hace difícil saber exactamente dónde y cómo entran estas sustancias químicas en la cadena alimentaria marina, informan los investigadores. Algunos mariscos pueden ser especialmente vulnerables a la acumulación de PFAS en su carne debido a que se alimentan y viven en el fondo marino, así como a su proximidad a fuentes de PFAS cercanas a la costa.

Las especies marinas de mayor tamaño pueden ingerir PFAS comiendo especies más pequeñas que, como los mariscos, son propensas a que los compuestos se acumulen en sus sistemas. El estudio se complementa con una encuesta realizada por los investigadores a 1.829 residentes de Nuevo Hampshire para evaluar la cantidad de marisco que consumen los habitantes del estado, que es «mucho», según los investigadores.

Sin embargo, España es el segundo país de Europa donde más marisco se consume, según la UE. La cantidad media de pescados y mariscos que consume un español al año es de 42,4 kg. Esta cifra está muy por encima de la media mundial, que se sitúa en los 18,9 kg por habitante y año, según las estadísticas de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Dentro de España, Andalucía es la comunidad donde más cantidad de este tipo de producto pesquero se consume, con alrededor de 44,5 millones de kilogramos.

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