Vísperas vascas

Vísperas vascas

Termina hoy la campaña vasca de la que saldrá el octavo «lehendakari». Esta vez la novedad es que está en riesgo la hegemonía del PNV, arrebatada por EH Bildu, la izquierda «abertzale» heredera de ETA. Todo dependerá de los pactos de las fuerzas nacionalistas entre sí o con los menguados partidos nacionales –socialistas y populares–, condenados a hacer de comparsas. El candidato del PSE ha prometido solemnemente que no pactará con Bildu y que dimitirá si le obligan a hacerlo; pero nadie se fía conociendo el valor de los compromisos de Pedro Sánchez, sometidos a su propia conveniencia en cada momento, y que será el que al final corte el bacalao. El ejemplo de Pamplona es un buen espejo. El candidato del Partido Popular ha dicho que está dispuesto a entregar gratis sus votos al PNV con tal de que no gobierne Bildu con la ayuda de los socialistas. De los equilibrios vascos y catalanes depende la estabilidad del Gobierno de Sánchez.

Los mismos que se han dedicado estos años a blanquear a la izquierda «abertzale», hasta convertirla en aliada del Gobierno «de progreso», se rasgan ahora las vestiduras porque el candidato de EH Bildu no reniega públicamente de ETA y de sus crímenes. Llevan tiempo el PNV y el PSOE perdonándole sus pecados y admitiéndolo como socio en la sociedad democrática sin exigirle que deslegitime el terrorismo, y han tenido que caer del burro ahora, en víspera de las urnas reconociendo su error de cara a la galería. Nadie se fía de su sinceridad. El domingo por la noche, cuando se conozcan los resultados, empezarán a negociar con ellos a calzón quitado. Al paso que vamos, será esta vez o en la próxima cuando la izquierda «abertzale», heredera de ETA, con la connivencia del agotado PNV y del socialismo sanchista, cumplirá su ambición histórica de hacerse con el Gobierno de la Comunidad vasca.

Lo más inquietante que ha dejado entrever esta campaña es el fracaso de las fuerzas constitucionales –PSOE y PP– en esta comunidad y el abrumador dominio de las fuerzas nacionalistas –PNV y Bildu–, abiertamente separatistas. Y lo chocante es que, según indican los sondeos, la sociedad vasca, en su inmensa mayoría, no está hoy por la separación. Como ha escrito el historiador Manuel Montero, ex rector de la Universidad del País Vasco, «que un partido forjado por el terrorismo, aferrado a la agresividad rupturista, haya llegado a esta posición destacada ha de entenderse como un éxito de la izquierda “abertzale” y un fracaso de las fuerzas democráticas». Es un buen motivo de reflexión.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *