Un 17 de agosto para la Misericordia

Un 17 de agosto para la Misericordia

La Teología de la Historia intenta discernir la presencia actuante del «brazo de Dios» -en expresión de George Huber- en los acontecimientos que, a través del tiempo, van configurando la Historia. Ocupa un lugar destacado el estudio de esa presencia en los acontecimientos que de manera singular la marcaron como auténticos «parteaguas» o puntos de inflexión de la misma. Así lo reconoce unánime la historiografía en las dos grandes revoluciones, la francesa de finales del siglo XVIII, y la bolchevique de principios del siglo XX, así como en las dos guerras mundiales de este último siglo. Para prevenir a Francia de la primera revolución fue el Sagrado Corazón de Jesús el medio elegido por Dios para evitarla, y para la comunista lo fue el Inmaculado Corazón de María. Ya hemos escrito respecto a cómo se hizo presente la Providencia de Dios en esas ocasiones, revelándose el Señor como el Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María de Alacoque en Paray Le Monial en Francia para la primera revolución. Así como en Fátima en 1917, para evitar las otras grandes tragedias, revelándose la Virgen María con Su Inmaculado Corazón a tres niños de 7,9 y 10 años de edad. Para «quien tenga ojos para ver y entender», y quiera hacerlo, y reforzar nuestra fe y esperanza, una manera de hacerse presente el actuar del «brazo de Dios» en esos acontecimientos es mediante las que San Juan Pablo II denominó como «no meras coincidencias», que son como la «firma» dejada por el Señor de la Historia, del Tiempo y de la Cronología, para comprobar que en esos tiempos de aflicción Él está presente. Vemos así que el SCJ y el ICM han sido los medios de los que se ha servido la Providencia para ayudar a la humanidad en tiempos de tribulación como los reseñados, y que al ser ignorados significaron el tránsito de una civilización y sociedad «Teocéntrica» como la de la Cristiandad medieval a la sociedad modernista actual «antropocéntrica», en la que el hombre ha desplazado a Dios como centro y referencia de la misma.

En los albores de este siglo XXI, tal día como hoy 17 de agosto, del año 2002, el santo papa polaco JP II dedicó en Lagiewniki-Cracovia el nuevo Santuario dedicado a la Divina Misericordia y en esa ceremonia lo consagró el mundo. Con las guerras en Ucrania y Gaza con Rusia, Israel e Irán como países enfrentados en las mismas, el riesgo de una Tercera Guerra Mundial necesita de esa Misericordia para aplacar a la exigencia de la Justicia divina.

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