Alejandro Fernández, un candidato para evitar la crisis interna

Alejandro Fernández, un candidato para evitar la crisis interna

La confirmación de Alejandro Fernández como candidato del PP a las elecciones catalanas de mayo es la salida por la que finalmente ha optado Alberto Núñez Feijóo para afrontar estos comicios sin tener que lidiar con una crisis interna provocada por la resistencia del hoy presidente del PP regional a dar un paso al lado. Una tensión que llevaba aparejado el coste de distraer la atención del objetivo de los populares de convertir estos comicios en un ensayo de la reunificación del voto del centroderecha alrededor de las siglas del PP.

El anticipo electoral de Pere Aragonès ha pillado con los deberes sin hacer al resto de los partidos. Feijóo ha optado por la solución más conservadora, con menor riesgo, aunque vaya contra la demanda de cambio de esos referentes territoriales a los que Feijóo siempre escucha y cuyo criterio suele tener en cuenta, y también contra una buena parte del PP catalán. La demanda de cambio se responderá en el futuro, en un congreso regional del PP que sigue pendiente de celebrarse, la única excepción en el proceso de renovación de todas las organizaciones territoriales.

Es significativo para entender las decisiones que el PP afronta estas elecciones catalanas con la consigna de colocar las siglas por encima del candidato, a diferencia de lo que se ha hecho en otras urnas, véase las autonómicas andaluzas, por ejemplo, donde por encima de la marca se colocó el nombre del actual presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno. O incluso Galicia, con Feijóo como imán de atracción del voto para repetir mayorías absolutas, mientras que el logo del PP pasaba a un segundo plano.

En Cataluña, el peso de la campaña lo llevará Feijóo, con una buena capacidad de entrada en ámbitos económicos y también del votante de la derecha: al tiempo, la candidatura de Alejandro Fernández le evita que desde el actual poder orgánico del partido se promoviera una revuelta que llevara a gastar energías en cuestiones ajenas al objetivo principal de los populares.

 

Así, después de semanas de incertidumbre, la Junta Directiva regional hizo oficial ayer la candidatura de Alejandro Fernández, poniendo final a tensiones y rifirrafes con su propio barón. La incertidumbre, ante el escaso margen para una salida alternativa, sólo estaba sirviendo para desgastar la acción política del PP en una campaña de trascendente repercusión en el futuro de la Generalitat, pero también de la legislatura nacional.

El PP en Cataluña está dividido en torno a la figura de Alejandro Fernández, y además sobre las espaldas de Feijóo residía la carga de que un movimiento contrario al actual poder orgánico fuese utilizado por el ala más conservadora del partido, y algunos de sus satélites más próximos, para extender la idea de que la dirección nacional estaba repitiendo el modo de proceder del pasado, cuando el ex presidente José María Aznar prescindió de Alejo Vidal Quadras para atender la exigencia de la CiU de Jordi Pujol. Ahora ya se estaba empezando a decir que si se prescindía de Alejandro Fernández era porque Madrid quería abrir espacios para negociar en el futuro con Junts per Catalunya. Una hipótesis que falla por la raíz, ya que esas presuntas negociaciones o acercamiento lo lideraría Madrid, y en ningún caso la dirección regional del partido.

Feijóo tiene mucho que ganar en estas elecciones catalanas, y lo de menos es el candidato del PP. Está en un momento en el que tiene grandes oportunidades de aprovechar el estado agónico de Ciudadanos y, también, el desgaste del partido de Santiago Abascal. Un salto adelante en escaños, que les lleven a los 12-13 parlamentarios, tendría un muy relevante valor simbólico para las próximas elecciones generales y las expectativas de Feijóo en su candidatura a La Moncloa.

En el PP catalán hay facturas pendientes, en algunos casos personalistas, y es una organización demasiado pequeña como para que se pueda dar crédito a este lema que dice que hay que escuchar al PP catalán para tomar una decisión. Lo que ha hecho Feijóo es coger el candidato con menos riesgos, aunque en el PP sepan que no es el mejor.

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