Desde 1985 hasta 1992, día a día, Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) fue escribiendo las impresiones que le inspiraban las anécdotas que iba observando en su tránsito rutinario por los espacios públicos de Cergy-Pontoisel; la ciudad, a 35 kilómetros de París, donde se instaló con su familia en 1977 y donde se quedó tras su divorcio y la partida de sus hijos. Los centros comerciales, los hipermercados, sus desplazamientos en la red ferroviaria (RER), así como su paso por distintos lugares de la capital francesa fueron dando forma a una serie de anotaciones que quedarían reunidas en un libro publicado en 1993, Exteriors (Diario del afuera en su versión española). Entradas breves que describen momentos en apariencia intrascendentes, como aquel en el que una atenta madre lee un cuento a su hijo en el vagón del metro, o un hombre, en la cola de los taxis, recalca a su novia su deseo de ser incinerado cuando muera. Observaciones desprovistas de toda épica, parcas, pero precisas, donde lo cotidiano queda elevado a literatura.
Annie Ernaux y Janet Malcolm, dos escritoras que narran la vida como fotógrafas
