El consumo de algunas sustancias produce un efecto tan intenso sobre los circuitos de recompensa del cerebro que puede hacer olvidar el hambre o la sed. Esto se intuye observando a una persona que sufre una adicción, pero esta semana, un equipo de científicos de varias instituciones estadounidenses publica un artículo en la revista Science en el que describe parte del mecanismo que explica este comportamiento y plantea la posibilidad de nuevas soluciones para los adictos.