Desde principios de este año, Ucrania ha aumentado la
frecuencia y el alcance de los ataques que está realizando en territorio ruso contra
infraestructuras logísticas. Entre otras, las refinerías rusas han
sido objeto de varios ataques a pesar de que algunos de los objetivos
alcanzados se encuentran hasta a 800 kilómetros de la frontera con Ucrania.
Según el medio ucraniano Euromaidan, esta campaña ha conseguido reducir en un 7%
la capacidad de producción de combustible de Rusia y ha sido gracias al dron kamikaze de largo alcance Liutyi (fiero, en ucraniano).
Este nuevo UAV, cuyo diseño es similar al del Bayraktar
TB2 de fabricación turca, está siendo desplegado en grandes números
desde comienzos de este año. Se describe como un vehículo aéreo de combate
no tripulado (UCA, por sus siglas en inglés) de altitud media y largo
alcance (MALE, por sus siglas en inglés) diseñado para operaciones de
vuelo autónomas o controladas remotamente y está fabricado en Ucrania.
El Liutyi ha destacado por su rendimiento y capacidad de llevar a cabo ataques
tan adentro en territorio ruso. Algo que puede lograr gracias a su alcance
de 1.000 kilómetros.
Más allá de este aspecto, han trascendido pocos detalles
sobre sus características y las imágenes que existen del Liutyi son muy pocas.
De algunos derribados por las fuerzas rusas o borrosas del arma en vuelo. La
más clara y la única que puede considerarse más o menos oficial, es la de un
modelo a escala del Liutyi que publicó Anna Hvozdiar, una de las adjuntas del ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, en medios sociales.
El conglomerado de defensa ucraniano Ukroboronprom
anunció el desarrollo del Liutyi en octubre de 2022. La empresa dijo que tenía
la intención de crear un dron de ataque que pesara más de 200 kg, capaz de
transportar una ojiva de 75 kg a una distancia de más de 1.000 km. Unas
capacidades similares a las de los drones suicidas de origen iraní Shahed-136 que Rusia emplea en Ucrania.
En junio de 2023, Ukroboronprom afirmó que el dron había
conseguido finalizar una prueba exitosa de su alcance de 1.000 kilómetros y en
noviembre el ministro de Industrias Estratégicas, Oleksandr Kamyshin,
declaró que Ucrania había iniciado la producción en masa de drones de
ataque análogos a las municiones merodeadoras Shahed-136 de Irán. Decenas por
mes de lo que llamaron el “shahed ucraniano” y del que todavía
no se conocía su nombre real.
Al igual que el Bayraktar TB2 turco, el Liutyi tiene un diseño
monocasco en el que la parte externa del mismo soporta la mayoría de las
cargas estructurales. El fuselaje está compuesto de fibra de vidrio y resina
epoxi, y reforzado con malla metálica y madera contrachapada para mayor
resistencia.
Esta filosofía de diseño minimiza el peso del UAV y
refuerza su durabilidad estructural. Tiene una configuración de ala alta
que mejora su estabilidad y la capacidad de integración de la carga útil,
facilitando la inclusión de sensores y equipos. El dron está equipado con un
tren de aterrizaje de ruedas fijas, indicativo de un mecanismo de
lanzamiento de avión convencional mediante aceleración de pista.
El rasgo más característico del diseño del Liutyi es su
cola en forma de V que ayuda a disminuir su firma de radar e infrarrojos.
También contribuye a su eficiencia aerodinámica, facilitando el control
y la maniobrabilidad a diferentes altitudes.
La carga útil del dron es adaptable y está equipada para
transportar cámaras electroópticas/infrarrojas (EO/IR), designadores láser y
cargas explosivas. Operado desde una estación de control terrestre, el Liutyi admite operaciones tanto dentro como fuera de la línea de
visión a través de comunicación satelital, lo que permite un amplio
rango de control.
El Liutyi tiene una envergadura de 6,7 metros y una
longitud de 4,4 m. Puede utilizarse para una amplia gama de perfiles de
misión y está impulsado por un motor de combustión interna que acciona una
hélice propulsora trasera de tres aspas. Esta distribución de peso
probablemente permita una ojiva explosiva pesada en la nariz.
