El pasado jueves llegó a Amazon Prime Video Road House (De profesión: duro), nueva versión de la película homónima de 1989, esta vez con Jake Gyllenhaal como protagonista y el cineasta Doug Liman tras la cámara. El remake conserva el título, un argumento parecido y el foco en la acción, pero en la escala sí hay una diferencia visible: las peleas son más grandes, los escenarios son más espectaculares, para el matón final se ha reclutado a una figura como la del luchador irlandés de artes marciales mixtas Conor McGregor, campeón de la UFC, y el perfil de la producción, con un presupuesto de 85 millones de dólares y figuras de Hollywood de primer nivel, es evidentemente más alto. Un proyecto ambicioso y con diversos recursos para satisfacer las expectativas del gran número de admiradores de la original, más modesta, coyuntural y con menos pretensiones, pero que, después de un paso aceptable por taquilla, se forjó una leyenda en videoclubs y reposiciones de sobremesa. El tipo de clásico al que, en definitiva, solo es posible enfrentarse sacando todo el arsenal.