Jesús María Zuloaga López (Bilbao, 1950), histórico periodista y fundador de LA RAZÓN, diario en el que dio más de una exclusiva en el terreno en el que se mueve como pez en el agua, Interior y terrorismo, tras 38 años dedicado a ello, y donde sigue escribiendo diariamente, ha publicado su tercer libro.
Tras dos títulos dedicados a la banda terrorista ETA escritos con otros compañeros periodistas, “Azote de ETA” y “Objetivo cero”, llegó hace poco más de un mes a librerías y plataformas “Compañero de vida”, de 164 paginas y una edición al cargo de la editorial Letra Minúscula.
Su primera, pero no última, novela. Una historia ágil y atrapante que mezcla los conocimientos que sobre la lucha contra el crimen organizado le han aportado sus años de contacto con la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles, y el amor entre dos antiguos conocidos, una escritora de cierto éxito y un profesional de la seguridad privada con estrechos lazos con las unidades de información de Policía Nacional y Guardia Civil.
Un elemento, el amor, que juega un papel estructural en la trama porque, como dice Zuloaga, “es el sentimiento común a todos los seres humanos” y, en este caso, es lo que despierta el “ansia investigadora” del protagonista.
Este nieto, hijo y padre de periodistas quiso dar un papel estructural en la historia a los agentes de las fuerzas de seguridad para demostrar al lector “la fantástica y sacrificada labor” que realizan haciendo frente a la delincuencia y “que nunca será del todo reconocida”. También para poner negro sobre blanco “las consecuencias que tiene para ellos y sus familias”.
“Compañero de vida” será, tal y como adelanta Zuloaga, la primera obra de una trilogía que desarrolla una historia “extrañísima” con la que espera, sobre todo, entretener, divertir y ofrecer un buen rato al que lo lea, pero también acercar la realidad poco conocida de cómo funcionan las investigaciones policiales contra mafias de fuertes tentáculos. Otra clase de crímenes y peligros afligirán a los protagonistas en los dos próximos libros, aunque siempre con el hilo conductor que confecciona este inicial.
Él sufrió también en sus propias carnes la omnipresente amenaza que el terrorismo ejercía sobre los que informaban. “Tuve que cambiar de domicilio, de coche, hacer pasar a mi familia muchas incomodidades, pero valió la pena cada uno de los últimos 50 años dedicado a la profesión más apasionante que hay”.
Al abordar cómo es enfrentarse al proceso literario viniendo de la actualidad de los periódicos y unas formas de trabajar bien distintas, el subdirector de este diario hasta su reciente retiro parcial recuerda el día en que conoció con apenas 13 años al escritor Camilo José Cela porque colaboraba en una revista (“Semana”) que entonces dirigía su padre (el guipuzcoano Jesús Maria Zuloaga Zuloaga). El premio nobel, rememora, le dijo que no se puede un día escribir tres páginas y otro día dos o cinco más, sino que para crear literatura hay que escribir con disciplina militar.
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