En el primer día del juicio contra Daniel Sancho, y bajo un día de sol peliagudo, llegan las primeras noticias sobre el acusado, que está viendo desfilar a los primeros testigos: la señora que le alquiló la motocicleta, la que le vendió la noche de autos contra su voluntad la canoa, y los dueños de los dos hoteles donde Daniel Sancho tuvo reserva en aquellos días de finales de julio y principios de agosto de 2023. Debe aclararse que, contra el derecho legítimo a la información, a todos los periodistas y camarógrafos, que alcanzamos el medio centenar de personas, no se nos ha concedido el permiso para acceder a la sala, y que al no disponer de un espacio acondicionado para seguir la vista nos encontramos a la intemperie mendigando la escasa información a la que tenemos acceso.
Durante el receso para almorzar Juan Gonzalo Ospina, abogado de la familia Arrieta, ha comentado a los aquí presentes que Daniel Sancho ha pedido permiso para hacer preguntas a los testigos, hecho que según el letrado “es algo que jamás había visto en todos mis años de profesión”. El juez le ha concedido el permiso ante la mirada atónita de su equipo, ya que normalmente el acusado sólo responde, si lo considerada necesario, a las preguntas que la acusación y la defensa realizan.
Además, a Ospina también le ha llamado la atención que Daniel Sancho haya solicitado al juez que le lea la ley donde se indican las ilegalidades por las que ha sido acusado. Y el juez, sorprendentemente, se las ha leído. Según Ospina, Sancho está tranquilo y sigue manteniendo su última declaración en donde niega rotundamente que matara a su amigo Edwin Arrieta. Por lo que no se retracta de los cargos por los que se le acusa y luchará hasta el final por cantar victoria.
Ospina también ha comentado que ver al acusado con grilletes en las manos y tobillos le ha causado una fuerte impresión. A su vez, ha declinado entrar en detalles sobre si Rodolfo Sancho y su hijo han podido disponer de algún tipo de intimidad.
Durante la primera vista, el juez ha aclarado a todos los asistentes –en general abogados, familiares y cuerpo diplomático– que es necesario el no comentar fuera de la corte asuntos que pudieran ser tratados por la opinión pública creando un juicio paralelo, señal de que la altura mediática que ha tomado el caso es un problema para la imagen de Tailandia, un país que tiene como fuente principal de ingresos al turismo.
