Elegir a los participantes de la Ruta Quetzal a través de la nota media de 3° de la ESO se ha vuelto un quebradero de cabeza para Íñigo de la Quadra-Salcedo. Hace un año, se enfrentó a tener que bajar el corte de la nota media para los chicos que se presentaran la convocatoria y, así, compensar la distribución de cupos por sexo. Si ese año hubiera mantenido el sistema de selección por nota sin ningún tipo de discriminación positiva para ellos, al final el 87% de las 200 plazas de la Ruta Quetzal habría sido para las chicas, que tenían mejores calificaciones. Superado el revuelo que causó esa decisión, De la Quadra-Salcedo ha pasado el último año diseñando una convocatoria justa y sin polémicas que garantizara un cupo mínimo para cualquiera de los dos sexos y evitar los dolores de cabeza de 2023. Pero, cuando estaba en ese proceso, se puso en marcha la última etapa de implementación de la Lomloe, la ley estatal educativa aprobada en 2020, y surgió un nuevo problema: las comunidades autónomas expresan las calificaciones de forma distinta en función de si aplican o no la ley estatal. De nuevo, tocaba exprimir el ingenio para seleccionar a los chavales que este verano van a disfrutar de esta nueva Ruta Quetzal.
De la discriminación positiva al cambio de notas por la Ley Celaá: el quebradero de la Ruta Quetzal para elegir a los participantes
