Cuando la madre de Elena (nombre ficticio) se marchó de Honduras, se despidió de su hija de seis años comprándole un helado. Justo después, emprendió uno de los mayores sacrificios: mudarse sola a España sin nada para encontrar un trabajo y conseguir una casa para brindar a su pequeña un futuro más esperanzador. Lo consiguió después de seis años, en 2022. Cuando se reencontraron en el aeropuerto, Elena no fue capaz de acercarse a ella, se quedó paralizada mientras su abuela, que se había hecho cargo de ella todos esos años, la animaba a que le diera un abrazo. “Yo era incapaz, había dejado de verla como mi madre”, cuenta la chica, que ahora tiene 13 años, con sinceridad.