Descubren estrellas zombis que “rejuvenecen” tras chocar en el violento centro de nuestra galaxia

Descubren estrellas zombis que “rejuvenecen” tras chocar en el violento centro de nuestra galaxia

La Universidad de Northwestern ha creado una simulación
del centro de nuestra galaxia donde se ve como algunas estrellas
“rejuvenecen” tras chocar entre ellas. Y es que las estrellas también envejecen
y hasta mueren . Si asumimos que estos resultados son correctos, podemos imaginar
el centro de nuestra galaxia como una suerte de tiovivo de velocidades
vertiginosas donde los asientos no están fijos, sino que a veces chocan, desperdigando
materia
con violencia o, a veces, fusionándose en un nuevo objeto.

Esa es la inquietante realidad de Sagitario A*, la región
donde habita nuestro agujero negro supermasivo. Y, aunque estos resultados
han sido obtenidos mediante una simulación por ordenador, es muy probable que
la realidad sea muy similar , porque de todas las cosas que podemos intentar
modelizar con un ordenador, la astrofísica es una de las que mejor resultado da.
Ahí, donde la vemos, con sus estrellas, sus galaxias y sus agujeros
negros
, es mucho menos compleja que cualquier ser humano y permite crear
réplicas bastante fidedignas a partir de poca información y aquí según los
investigadores, los puntos clave son: densidad del cúmulo estelar, masa de
las estrellas, velocidad orbital, gravedad y distancias desde el centro de la
galaxia.

La capital galáctica

Pero… ¿por qué es especial el centro
de nuestra galaxia
? ¿Qué hay en él? Era 1971 y dos científicos se
estaban preguntando eso mismo. Sus nombres eran Donald Lynden-Bell y Martin
Rees, y para responder a tal pregunta comenzaron a comparar la ubicación de
unos objetos astronómicos tremendamente densos
y lejanos capaces de emitir fortísimos pulsos de luz (los quásares) y cotejar
esto con el resto de la luz que nos llega de nuestra galaxia. Tomando estos
datos, los doctores propusieron una hipótesis con la que el propio Lynden-Bell
ya había coqueteado en el pasado. Aquellos datos eran compatibles con la
idea de que, en el centro de cada galaxia había un gran agujero negro al que
llamamos Sagitario A*.

A grandes rasgos, un agujero
negro
es una región del espacio-tiempo con una densidad tal que ni siquiera
la luz puede escapar de su atracción gravitatoria. Al principio se trataba
solo de una suposición, una consecuencia inquietante de las ecuaciones de campo
la relatividad que Einstein había parido a principios del siglo XX. Sin
embargo, con el tiempo la deducción matemática fue tomando cuerpo y aquellas primeras
estrellas oscuras pasaron a tomarse en serio como ciencia, recibiendo el nombre
de agujeros negros.

Estrellas que chocan

Sabemos bien que en las galaxias sus componentes (las
estrellas y los sistemas solares), giran a su alrededor en una misma dirección.
Y, habiendo un agujero negro en el centro, sabemos también que, cuanto más
cercanas al centro, más rápido giran. Las inmediaciones del agujero negro
son una verdadera vorágine. Estrellas girando a toda velocidad, apelotonadas
en densidades absolutamente inauditas de más de 1 millón a apenas 3 billones de
km de radio del agujero negro.

Pues bien, según la simulación que han realizado los
investigadores de la Universidad de Northwestern, el destino de estas estrellas
depende mucho de la distancia a ese agujero negro. Tras simular repetidas
veces la evolución de 1000 estrellas en torno al agujero negro, comprobaron que
las colisiones, en densidades tan altas, son inevitables. Cuando estas se
encuentran muy cerca del agujero negro, el choque es tan violento y rápido que
sus masas no son capaces de retener gravitatoriamente todo el material que se
proyecta tras el choque, por lo que sale despedido haciendo que las
estrellas implicadas pierdan peso, sin embargo, un poco más lejos la historia
cambia por completo.

Estrellas que rejuvenecen

Las estrellas simuladas a distancias un poquito mayores del
centro de nuestra galaxia, en cambio, van algo más despacio. Sus colisiones
no son tan agresivas y la gravedad que ejercen sus corpachones les permite retener
buena parte de lo que, antes del choque, constituía a ambas estrellas. El
resultado es una estrella aparentemente nueva, pero que arrastra la vejez de
sus madres.

Podríamos resumirlo diciendo que las estrellas pasan su vida
transformando hidrógeno en helio y en elementos más complejos. Cuanto más
viejas son menos hidrógeno les queda y más elementos pesados tienen, hasta que
se quedan sin combustible. Las estrellas resultantes de la colisión no son
jóvenes porque siguen teniendo poco helio, como sus progenitoras, pero, por lo
visto, tras el choque reúnen la cantidad suficiente de hidrógeno para
acelerar sus reacciones nucleares de fusión y, como si echáramos toda la
madera a una hoguera de golpe, su brillo aumenta, pero su vida restante también
se consume más rápido.

En este proceso donde aumenta tanto su brillo, las estrellas
aparentan (y “aparentan” es una palabra clave) rejuvenecer, aunque solo para
fallecer antes. Por eso, Sanaea C. Rosel, la investigadora principal ha
decidido llamarlas “estrellas zombis”. Tal vez no sea el nombre más
acertado, pero cada uno puede llamar a sus descubrimientos como le parezcan. De
hecho, todavía habrá que comprobar si los resultados de este estudio (que
todavía no está publicado en ninguna revista) son lo suficientemente rigurosos
como para sobrevivir al paso del tiempo o si, como las estrellas zombis, brillan
mucho, pero se apagan pronto.

QUE NO TE LA CUELEN:

Los agujeros negros no siempre son el resultado del colapso
de una estrella supermasiva. Precisamente, el origen de estos objetos es uno de
los temas más interesantes del campo, desentrañando si existe tal cosa como los
agujeros negros primordiales.

REFERENCIAS (MLA):

Sanaea C.
Rose “Stellar Collisions in the Galactic Center” as part of the session
“Particle Astrophysics and the Galactic Center.” Complimentary press
registration is available for journalists. 2024

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