En España existe la discriminación racial, por mucho que se le quiera dar la espalda. Históricamente, el objetivo de ese rechazo fueron los ciudadanos gitanos y los de origen norteafricano. Las sucesivas oleadas de inmigrantes no blancos han ido conformando un país multirracial en el que, sin embargo, pervive un racismo que se manifiesta en el lenguaje, la cultura y las instituciones.