Decía el consultor financiero Peter F. Drucker que lo primero que hay que hacer para salir de un hoyo es dejar de cavar. Andy Valmorbida (Melbourne, 1979) pasó por varias escuelas de negocios en Australia y Estados Unidos, pero no debió de acudir a clase el día en que se repasaba el célebre consejo de Drucker. Porque si algo ha venido haciendo Valmorbida en lo últimos cuatro años es cavar con una despreocupación y un denuedo dignos de mejor causa, hasta acabar enterrándose en un agujero económico cuyo perímetro supera ya los 43 millones de dólares y que amenaza con engullir su carrera y su imagen.