Hay que gastar más en defensa. Es el mensaje que repite sin descanso el Gobierno alemán en un momento en el que Europa busca cómo hacer frente a Rusia y reducir su dependencia en materia de seguridad de Estados Unidos. Por primera vez en tres décadas, Alemania cumplirá este año con el requisito de la OTAN de destinar a defensa el 2% del producto interior bruto (PIB). Pero mantener este compromiso pasa factura al resto de partidas de un país cuya renqueante economía apenas crecerá este año un 0,1%, según el último pronóstico de los principales institutos económicos del país. Y recortar el gasto social amenaza con generar un descontento ciudadano que sea capitalizado por la ultraderecha.