El pueblo valenciano que perdió su Castillo durante la Guerra de Sucesión

El pueblo valenciano que perdió su Castillo durante la Guerra de Sucesión

Por su situación geográfica, la localidad de Ayora se encuentra, no solamenta rodeada de una belleza natural e histórica fuera de lo común, sino que, desde siempre, se enclava entre dos reinos, el de Castilla y el de Valencia. Esta posición estratégica, pero también conflictivo en muchas ocasiones, la han convertido en objetivo de múltiples batallas y venganzas militares.

Una de las más recordadas, por sus devastadoras consecuencias, es la destrucción del Castillo de Ayora a manos de las tropas de Felipe V en 1707, durante la guerra de Sucesión, por el apoyo prestado por esta localidad a las tropas carlistas.

El castillo, del que a día de hoy quedan algunos restos que se siguen erigiendo majestuosos en el centro del municipio, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y es una de las visitas imprescindibles en esta ciudad del interior de la provincia de Valencia.

Los historiadores sitúan su origen en época morisca, aunque su edificación tal y como se la conoce en la actualidad, se sitúa a mediados del siglo XIII, tras la conquista cristiana. El conjunto se componía del palacio-residencia de cuatro plantas, dos plazas fuertes y una gran torre del homenaje, además de otras dependencias para soldados y servidumbre, aljibes y jardines. Estaba rodeado por cerca de mil metros de murallas y torreones de defensa, lo que lo convertía en una de enorme fortaleza.

A día de hoy, su hermoso perfil y sus grandes dimensiones todavía evocan su presencia histórica. Entre sus restos cabe destacar la torre del homenaje, de planta cuadrada, la «puerta falsa», mandada construir por la Marquesa de Zenete en el siglo XVI, sobre la que estaba su escudo de armas, así como lienzos, murallas, cubos, fosos y cisternas.

Más allá del Castillo

Ayora aguarda en un evocador valle, rodeada de parajes naturales de una belleza y una biodiversidad que conquistan a cualquiera que la conoce. Cuenta además con un patrimonio, historia y calendario de fiestas realmente interesante.

Ayora es una localidad con un interesante patrimonio arquitectónico, y en una visita por su casco histórico se puede disfrutar de su Iglesia de Santa María la Mayor, de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de su Cruz Cubierta del siglo XV y de su lonja, además de diferentes barrios y plazas que invitan a pasear.

Otras de las visitas indispensables en el recorrido por la localidad son la Plaza Mayor, el Parque de los Morerales, la calle Marquesa de Zenete, el Barrio de la Solana, el Barrio de los Altos, el Barrio de Santa Bárbara o el Barrio de Santa Lucía. Por su casco urbano se encuentran distintas rutas con las que organizar el recorrido, como la del Hilo Rojo, que explica tradiciones o anécdotas, o en sus alrededores, la Ruta de las Ermitas.

En sus alrededores se hallan múltiples parajes naturales llenos de interés, como el de La Hunde, La Sierra, Palomera o Montemayor. Con un poco de suerte incluso se pueden ver aves rapaces, ciervos o muflones.

Otra gran riqueza de Ayora son sus yacimientos arqueológicos, como el del Abrigo de Tortosilla y sus pinturas rupestres que representan escenas de caza o de recogida de la miel.

Y la miel sin duda es la excusa en torno a la cual esta localidad se transforma durante unos días en otoño, en el mes de octubre, cuando celebra el Primer Corte de la Miel, una feria y fiesta realmente relevante, al igual que sus singulares carnavales.

Comer en Ayora durante esta festividad puede ser una gran excusa para organizar una escapada. Probar su miel, sus gazpachos, sus embutidos o sus dulces es algo que ningún visitante puede dejar de hacer durante su excursión a esta interesante localidad cuya visita resulta agradable en cualquier época del año.

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