El sector del cava busca uvas a la desesperada para que su producción no se detenga. La sequía que asola el arco mediterráneo español desde hace años ha dejado tiesas las zonas de viñedos catalanes donde se concentra la mayoría de la producción de este espumoso hasta el punto de llevar a uno de sus principales productores, Freixenet, a presentar un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) para sus 615 trabajadores ante la imposibilidad de proseguir con su producción. Una situación que ha llevado al Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Cava a analizar diversas alternativas para no detener su negocio.
Entre las opciones que el consejo regulador baraja está usar variedades de uva que no se emplean habitualmente para producir cava pero que están en territorios de la denominación de origen o nutrirse del producto de viñas enclavadas también en esos parajes y que ahora mismo no se destinan a estos fines, según explicó ayer Fernando Miranda, secretario general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del Ministerio de Agricultura. Curiosamente, en los últimos años, el consejo había tomado la decisión de limitar las viñas destinadas a cava para limitar la producción y mantener los precios.
Miranda aseguró que aunque desde el departamento consideran que lo que está ocurriendo se debe a una situación “coyuntural y temporal” provocada por la sequía, se van a reunir con el consejo regulador para estudiar medidas para recuperar la normalidad lo antes posible en la producción de una bebida que, según aseguró el cargo ministerial, tiene ahora mismo mucha demanda. En todo caso, el cargo ministerial aclaró que corresponde al consejo tomar las medidas que considere oportunas para afrontar la situación dentro de sus atribuciones.
Codorníu descarta medidas
Aunque el problema de la sequía es generalizado en la zona catalana del cava, otro de sus grandes productores, Raventós Codorníu, ha asegurado este martes que no tomará medidas laborales como la presentación de un ERTE.
Fuentes de Raventós Cordorníu explicaron a Efe que la afectación de la sequía es, sobre todo, para la bodega de Codorníu en el Penedés, donde no se permite el regadío, y las viñas sufren un estrés hídrico muy importante después de tres años de sequía, lo que ha provocado que algunas mueran y el rendimiento a la hora de vendimiar sea mucho menor. Sin embargo, las mismas fuentes han asegurado que la sequía afecta a Codorníu en el Penedés “como a todo el mundo”, pero que la elaboración del cava y su distribución, tanto en España como fuera, están asegurados para los próximos años. Ello se debe, según Codorníu, a muchos factores, como la “buena gestión del negocio”, una buena planificación en lo que es la compra de uva, a los stocks dentro de la bodega, a que tienen contratos estables con más de 300 familias de viticultores del Penedés y a que la compañía tiene una “buena situación financiera”.
Según la compañía, durante años Codorníu ha hecho previsiones de aprovisionamiento “muy bien hechas” y la compañía está creciendo a doble dígito, tanto en ventas como en ebitda, por lo que se descartan este tipo de medidas, a pesar de que el entorno es “volátil y complicado”.
Raventós Cordorníu cuenta con 15 bodegas, dos de ellas en el extranjero -una en California y otra en Argentina- y tiene más de 600 trabajadores.
