El triunfo del buen hombre

El triunfo del buen hombre

Se encontraban celebrando en el centro del campo de La Cartuja cuando alguien le dijo a Ernesto Valverde que todos irían corriendo para cantar con el fondo de los aficionados del Athletic. Él tenía la copa en la mano. Tomaron posiciones. Se hizo una cuenta atrás: tres, dos, uno y el míster voló hacia el fondo. Pero nadie le siguió. La plantilla al completo se quedó en el círculo central aplaudiéndole en la distancia, mientras la grada coreaba su nombre y apellido, el del hombre que, por fin, cuarenta años después, había conseguido el título más ansiado por la afición rojiblanca. Ese pequeño engaño le dio el protagonismo que merece y él siempre intenta evitar y nos permitió rompernos las manos aplaudiéndole. Yo estaba allí y todavía tengo las palmas rojas. Unos segundos después, como apurado por ser el centro de todas las miradas, Valverde dejó la copa en el suelo, hizo un gesto al equipo, que corrió ahora sí hacia ella y se echó a un lado. Yo pensé: he ahí un buen hombre.

Seguir leyendo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *