En la París- Roubaix, el infierno es Van der Poel, que logra su segunda victoria consecutiva

En la París- Roubaix, el infierno es Van der Poel, que logra su segunda victoria consecutiva

Pantalón negro elegantísimo, qué clase, camiseta arcoíris, fácil y ligero, tan hermoso como si su cuerpo perfecto, sus 184 centímetros y más de 70 kilos, fuera una emanación de la bicicleta, el tronco extendido, los muslos atrás en el sillín, las manos bajas en el manillar, boca cerrada, lejos de él las exhibiciones de lenguas gigantescas que no le cabían en la boca a Tom Boonen, como mucho aprieta los dientes en los momentos de ansia y de vibración máxima de su bici tan aerodinámica, las ruedas deshinchadas lo justo, y solo la nuca arrugada, los pliegues del cuello que inclinado se alarga reptil sobre la guía, la cabeza sepultada entre sus anchísimos hombros, le traicionan, le humanizan, indican a los aficionados pasmados que él, Mathieu van der Poel, no es una máquina, sino una persona que hace un esfuerzo máximo, 400 vatios durante 30 segundos en cada pierna, que son mazas.

Seguir leyendo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *