Durante décadas, tocar en grandes recintos deportivos en España fue privilegio exclusivo de contados titanes de la música internacional: The Rolling Stones, Michael Jackson, U2, Madonna, Bruce Springsteen. Y no de todos, como dejó patente el histórico pinchazo de Frank Sinatra en el Santiago Bernabéu en 1986. De los artistas españoles, pocos aparte de Julio Iglesias y Alejandro Sanz podían permitirse citar a sus fans en fastuosos estadios con garantías de éxito. Pero esta dinámica ha cambiado.