El Madrid viajó en diciembre a Alemania a cerrar la fase de grupos de la Champions en un duelo contra el Unión Berlín intrascendente. Y aun así Fede Valverde fue titular. Al descanso, Carlo Ancelotti consideró que ya había trotado lo suficiente, y decidió sustituirlo para darle algo de tregua y continuar con el plan de rotaciones en una jornada de relleno, pero el uruguayo torció el morro en el vestuario. No lo ocultó, todavía quería un poco más.