Es uno de los más cotizados pilotos en el mundo de la delincuencia. Le llaman “El Toci” y es un ferviente admirador de Fernando Alonso, a quien considera su ídolo. Sus amigos también le han bautizado como “El Fernando Alonso de los aluniceros”, aunque, ironías de la vida, no tiene ni carnet de conducir.
El primer mote se lo pusieron porque desde pequeño tuvo problemas de obesidad y era uno de los más gorditos de su barrio. Dicen que colecciona todo tipo de recuerdos, recortes de prensa y fotografías del Alonso verdadero, y que uno de sus sueños es llegar a conocerle en persona algún día.
Pero desde el entorno del piloto de Fórmula 1 nos llega la convicción de que este no tiene la menor intención de encontrarse cara a cara con el delincuente. Fue un amigo suyo el que le contó la historia vital de “El toci”, un tormento para las fuerzas del orden y una mala compañía para cualquiera que no traspase los límites de la ley. Y Fernando pasó por alto la historieta, sin demostrar el más mínimo interés en tener noticias del polémico personaje.
