Hermandad de Los Gitanos: una llamada sevillana en pleno Centro de Madrid

Hermandad de Los Gitanos: una llamada sevillana en pleno Centro de Madrid

«Vamos a repasar toda la tornillería. Respiraderos, trabajaderas, todo», dice Miguel Ángel Hernández, Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de Los Gitanos. Son las 21:30 horas del pasado martes 19. Miguel Ángel y una veintena de cofrades más se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo, pegada a la muy transitada calle Preciados. El templo se ha vaciado desde la última misa, la del Día de San José. Pero ahora se ha vuelto a llenar de cofrades. Entre ellos está Fernando, que, esa misma madrugada, comienza su turno de trabajo a las 4:30. También está Diego, que nos enseña el almacén de la oficina de la hermandad, en la misma parroquia. Allí nos muestra las cruces que llevarán los penitentes. Y en el mismo cuarto, están las velas que irán en los pasos, tan codiciadas una vez que termina la procesión. «La gente las compra antes. No queda ni una», dice el joven. Mientras, en la habitación de al lado, Isabel está planchando las túnicas de nazarenos y costaleros. Desde arriba del templo, puede contemplarse el patio central. Los bancos en los que se sentaban poco antes los fieles se han movido de sitio. Hay que ponerse manos a la obra. Y dos imágenes esperan su puesta a punto: Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias. Como sucede en todos los días previos a la procesión, los cofrades terminarán su labor entre las tres y las cuatro de la madrugada.

Desde el año 2000

Si el clima lo permite –un tema que los cofrades en general evitan ni siquiera mirar los días previos–, hoy Miércoles Santo, a partir de las 20:30 horas, los madrileños podrán ver procesar a Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias. O, como es popularmente conocida, la procesión de Los Gitanos. El paso de la juventud a la veteranía se produce más rápido de lo que captan nuestros sentidos. Y lo cierto es que esta hermandad, que procesó por primera vez en el año 2000, es hoy una de las indispensables en la Semana Santa madrileña. Hoy compartirá protagonismo con la del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza, que, en su caso, comenzará a las 19:45 en la Parroquia de Santiago y San Juan Bautista.

«Son días de mucho sentimiento. Esta es la culminación de todo un año de trabajo. Y es un esfuerzo. Pero el amor a tu hermandad, que está viva los 365 días del año, hace que estés a gusto y que desees que llegue el día siguiente». Justo en frente del paso de la Virgen, imagen realizada por Ángel Rengel López en 1998 –al igual que la del Jesús de la Salud– Miguel Ángel Hernández nos comenta cómo comenzó la andadura de Los Gitanos en Madrid. De origen sevillano pero crecido en Madrid, el hoy Teniente Hermano Mayor visitaba frecuentemente la capital andaluza junto a sus padres cuando era un crío. Una Semana Santa, vio el paso del Cristo de la Salud «andando» por los calles sevillanas. «Esto te tiene que llamar», nos confiesa, acompañado en la parroquia por sus dos hijos.

Nacida en Madrid a mediados de los años noventa por iniciativa de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla –llamada así por ser fundada por miembros de esa etnia a mediados del XVIII–, hoy, esta agrupación cuenta en nuestra ciudad con 800 miembros. Desde que Antonio Antúnez fuera elegido primer Hermano Mayor, no ha dejado de crecer. «Es un volumen ya importante. Todos los madrileños que quieran unirse, tienen las puertas abiertas», dice Miguel Ángel.

Iglesia en obras

Para mayor dificultad, los trabajos que han realizado estos días previos han sido en una parroquia que se encuentra, actualmente, sumida en una profunda reforma. Casi cuatro siglos ha cumplido este templo y son muchas las heridas que ha sufrido: saqueos, incendios, decretos de desamortización, la demolición del convento, la ocupación durante la Guerra Civil… Su renovación consta de dos fases: en la primera, iniciada en 2022, se dio solución a patologías estructurales del crucero, así como la recuperación de bóvedas y cornisas; en la segunda, ahora en curso, se está llevado a cabo la restauración y climatización en el crucero, el acondicionamiento del pavimento, y varios trabajos en la sacristía y antesacristía. Tanto los miembros de la hermandad como los fieles, están deseando que la iglesia vuelva a lucir renovada.

Para este año, hay varias novedades. La primera, atañe a todas las procesiones que, como la de Los Gitanos, se encuentran radicadas en el Centro de Madrid: modificará su recorrido para pasar frente a la Puerta del Sol, que pasa a ser «un punto de encuentro entre hermandades». Por otro lado, el Cristo de la Salud lucirá una nueva túnica, donada por una hermana vestidora, mientras que su cruz portará nuevas cantoneras, realizadas para lo ocasión por Enrique Lobo Lozano, «un gran imaginero de cruces arbóreas». Por su parte, la Virgen de las Angustias estrenará un rosario, donado por una familia de la hermandad.

Los periodistas, y entonamos desde aquí el mea culpa, solo nos acordamos de las hermandades durante estos días. Sin embargo, y como nos decía Miguel Ángel, están muy activas las 51 semanas restantes del año. «La hermandad tiene muchos momentos especiales para el hermano, pero también para el feligrés», afirma. «Hay dos actos muy importantes. El Triduo, en honor a María Santísima de las Angustias, y el Quinario, en honor a Nuestro Padre Jesús de la Salud. Ese Triduo y ese Quinario concluyen con una función principal y una función solemne, respectivamente. Son días muy especiales para nosotros: los días de culto a nuestras imágenes», describe Miguel Ángel. Además de estas celebraciones, los hermanos «realizan excursiones, visitas, hacemos convivencias campestres, estamos en San Isidro… Intentamos siempre que la hermandad esté viva», añade.

Aparte de los trabajos de bricolaje de estos días, durante estas semanas previas, la hermandad, que cuenta actualmente con Ricardo Moreno Fernández como Hermano Mayor, se ha «entrenado» para la procesión en un polígono industrial del distrito de Villaverde. Los ensayos comenzaron el pasado enero, «un domingo sí y otro no». «Buscamos sitios donde los costaleros ‘‘hagan cuello’’. Y, por encima de todo, corregimos los fallos para que no se produzcan en la Estación de Penitencia».

Entre los titulares y sus relevos, hasta setenta personas portarán las dos imágenes, agrupadas en dos cuadrillas. «No son mejores los titulares que los relevos», explica Miguel Ángel. «Son todos iguales. Depende de los ensayos, del compromiso, de muchas cosas más… Y, a partir de ahí, vemos qué personas realizan el recorrido. Todos ellos tienen un corazón que no les cabe en el pecho. Podremos ser mejores o peores, pero a corazón, no les gana nadie. Y cuando salen y entran, ponen todo su sentimiento para que la Virgen de las Angustias entre y salga cómo tiene que entrar».

Es muy difícil explicar lo que siente un costalero durante estos días, pero Miguel Ángel lo sintetiza: «Cuando estás dentro de un paso de Semana Santa llevando una imagen… En ella, ves a la Virgen. Canaliza el camino para llegar a ella».

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