Es Lunes de Pascua y el municipio de Calonge i Sant Antoni (Girona) amanece irreconocible. El segundo temporal de la Semana Santa ha destrozado el paseo marítimo de la localidad, arrancado seis palmeras―que estaban aseguradas―, y ha engullido la arena de toda la zona de Torre Valentina. Los últimos coletazos de la borrasca Nelson han dejado en el litoral catalán olas de hasta cinco metros de altura, lluvias y fuertes vientos que ha hecho desaparecer playas. El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), ha pedido una “reunión urgente” con el Ministerio para la Transición Ecológica, el Área Metropolitana de Barcelona y los municipios afectados. “O nos ponemos todos las pilas de manera coordinada e inmediata o este año nos quedamos sin temporada de playa”, ha añadido García Albiol en las redes sociales. El delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto, ha anunciado este lunes que están “elaborando un análisis completo” de los daños para paliar los desperfectos, y ha convocado una reunión con los subdelegados y responsables de costas.
Barcelona pide ayuda al Gobierno para las playas al perder del 15 al 30 % de la arena
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha informado de que la cola del temporal Nelson ha provocado daños en las playas de la capital catalana y la perdida de entre el 15 y el 30 por ciento de su arena, por lo que pedirá ayuda al Gobierno central para reponerla.
Acompañado de otros concejales y técnicos municipales, Collboni ha visitado este lunes las playas más afectadas por el temporal y ha reiterado que las mismas se repararán ya que el gobierno de la ciudad considera que estos espacios de la costa conforman “auténticos parques”, “playas urbanas” en las que “la gente de la ciudad”, sobre todo la que no puede salir de Barcelona, pasa su tiempo libre.
El alcalde ha explicado que habrá que esperar unos quince días para conocer el alcance real de afectación, ya que es previsible que en los próximos días el mar retorne parte de la arena que ha arrastrado, además de disponer de tiempo para conocer los daños reales en las infraestructuras.
