Al electorado catalán se le ha abierto con casi un año de anticipación la posibilidad de poner fin a una década larga de mayorías independentistas en el parlamento y el gobierno de la Generalitat. Las elecciones del 12 de mayo convocadas por el presidente Pere Aragonès toman inevitablemente el carácter de un examen al conjunto de la actuación del bloque independentista crecido al calor de la crisis constitucional abierta en 2010.