Una pregunta recurrente para cualquier escritora es qué opinión nos merece la literatura femenina. A mí, esta categoría solía parecerme discriminatoria, pues a nadie le han preguntado jamás por la literatura masculina. De hecho, solía pensar que el género es indetectable en la poética, algo que evidencia el hecho de que muchísimas mujeres hayan publicado con nombre de varón sin que nadie se percatase a lo largo de la historia. Sin embargo, el reciente boom de autoficción escrita por mujeres me ha hecho cambiar de idea. Y empiezo a pensar que la nueva autoficción no ha sido, hasta ahora, cosa de hombres.