Antes de disolver la Cámara entre aplausos, despedidas, abrazos y hasta selfis, la última normativa que aprobaron este jueves los eurodiputados en Estrasburgo, en su último pleno de esta legislatura, fue la de la Ley para una Industria Cero Emisiones Netas (NZIA, por sus siglas en inglés). Una legislación europea para impulsar industrias estratégicas limpias que resume, en gran medida, las principales preocupaciones —y disputas— de este mandato que ahora acaba y que marcarán también el que comience tras las elecciones europeas de junio: cómo seguir impulsando la competitividad europea y, a la par, la necesaria transición verde, en medio de crecientes cuestionamientos al Pacto Verde europeo por parte de la ultraderecha negacionista y un sector de la derecha tradicional.