Dos revisiones sistemáticas de la literatura científica publicada sobre el uso de bloqueadores de pubertad y de hormonas para adolescentes trans o con trastornos relacionados con la identidad de género destacan que la evidencia disponible todavía es escasa y los resultados no permiten “sacar conclusiones sobre el impacto en la disforia de género, la salud mental y psicosocial o el desarrollo cognitivo” de los pacientes a medio y largo plazo.