La exención militar de los ultraortodoxos pone en peligro la coalición de Netanyahu

La exención militar de los ultraortodoxos pone en peligro la coalición de Netanyahu

Nuevos tiempos, mismas brechas. Hace casi seis meses, la mayoría judía de Israel vivió como una tragedia compartida el ataque de Hamás. Con cerca de 1.200 muertos y más de 240 rehenes, de los que menos de la mitad han vuelto a casa, el 7 de octubre dejó de lado las divisiones que el país arrastra desde hace décadas y que habían salido a la luz en toda su crudeza en los meses previos, con motivo de la reforma judicial de Benjamín Netanyahu, que generó manifestaciones multitudinarias.

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El nuevo Gobierno palestino de tecnócratas echa a andar sin un horizonte de regreso a Gaza

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha dado este domingo, con la jura de un Gobierno de tecnócratas, un paso más en el camino, repleto de incertidumbres, hacia su regreso a Gaza. El nuevo Ejecutivo, de 23 ministros, está lleno de caras nuevas. Solo repite Ziad Hab al-Reeh al frente de Interior. El nuevo primer ministro, Mohamed Mustafa, ostentará también la cartera de Exteriores. Economista formado en EE UU y con experiencia en el Banco Mundial, Mustafa es la baza de Washington para reformar -o “revitalizar”, como suele decir- la ANP, de forma que pueda retomar el control de Gaza, que perdió en 2007. La expulsó Hamás, boicoteado por la comunidad internacional tras su victoria electoral un año antes. El presidente, Mahmud Abbas, de 89 años, seguirá reteniendo el grueso del poder.

Mustafa señaló el jueves en un comunicado que la primera prioridad del Ejecutivo será lograr un alto el fuego inmediato en Gaza que implique la retirada completa israelí del enclave. De hecho, incluye ocho ministros de la Franja y ha creado una cartera de Socorro, con vistas la reconstrucción. 

El nuevo Gobierno tiene un gran reto por delante: cumplir las demandas de EE UU e Israel sin garantías de que regresará a Gaza o de que servirá para algo más que gestionar sus ruinas. El plan de EE UU consiste en convertirla en más eficiente y menos corrupta y que cumpla también con la exigencia israelí de reformar los libros de texto y suprimir los pagos a las familias de los mártires, al considerar que “promueven el terrorismo”. Choca con la negativa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se opone tanto a negociar la creación de un Estado palestino (el horizonte que piden a cambio la ANP, los países árabes, la UE y la Casa Blanca) como a dejarle un papel en la Gaza de posguerra. “No reemplazaré Hamastán por Fatahstán”, ha señalado, en un juego de palabras con Al Fatah, la facción que lidera Abbas.

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