Dentro de una década se cumplirán tres siglos de uno de esos sucesos que cambian la historia de un país. Desde la Nochebuena de 1734 y durante cuatro días seguidos, un incendio asoló el Alcázar de Madrid (donde hoy se levanta el Palacio Real) y se perdieron unas 500 obras. Las telas que se calcinaron hacen llorar a cualquier amante de la pintura: Ribera, Tiziano, El Greco, Giordano, Rafael, Rubens, Leonardo (seguramente una copia u obra de taller), Tintoretto y, sobre todo, La expulsión de los moriscos (1627) de Velázquez. Sus Meninas se salvaron gracias a que fueron arrojadas por una ventana y otros lienzos de gran tamaño pudieron ser cortados con un cuchillo y puestos a salvo. Otros se calcinaron. Sobrevivieron al desastre 1.308 cuadros, según calculó el historiador Alfonso Pérez Sánchez, que fue director del Museo del Prado de 1983 a 1991.