Los concejales de la formación independentista y de extrema izquierda de la CUP votó el año pasado en contra de la abolición de la mutilación genital femenina (MGF), la ablación del clítoris, en una moción sobre el asunto en el Ayuntamiento de Ripoll (Girona). ERC se abstuvo, pero ambos partidos querían ahora formar un cordón sanitario contra la actual alcaldesa, Silvia Orriols, que abomina de esta costumbre de la religión musulmana.
Unas 3.600 niñas en España de entre 0 y 14 años
estarían en riesgo de sufrir este tipo de acción, según datos de la
Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. La situación
provocada por la covid-19 hace más difícil prevenir su práctica y atender sus consecuencias.
Es sabido que la práctica de la MGF tiene terribles consecuencias para la salud de
las niñas y mujeres que la sufren. En el momento que se practica (con
cristales, cuchillos o con hojas de afeitar, entre otros instrumentos) y
sin ningún tipo de medidas higiénicas, las complicaciones inmediatas
más habituales son la muerte por shock neurogénico (producido por el
dolor), hemorragia, tétanos, sepsis, … Cuando estas niñas se hacen
mujeres, el dolor sigue persistiendo a lo largo de su vida, no sólo al
tener relaciones sexuales, sino en el día a día.
Con el programa de Dexeus Mujer se han atendido a centenares de mujeres, de
las que más de 100 han necesitado la reconstrucción, un 65 % de ellas
residentes en Cataluña, que es la Comunidad Autónoma que concentra un
mayor número de afectadas.
El perfil de las mujeres a las que han reconstruido el clítoris en Dexeus Mujer es el de una joven de origen africano, con una edad media de 28 años, que nació en España o reside aquí desde su infancia o adolescencia.
Por países de origen, un 23 % han nacido en España, un 24 % en
Senegal, un 10 % de Mali y otro 10 % de Gambia, mientras que el resto
proceden mayoritariamente de otros países africanos, como Costa de
Marfil, Guinea-Bissau, Nigeria, Burkina Faso, Etiopía, Egipto, Ghana y
Kenia.
