En 1998, la banda terrorista ETA declaró una tregua. El entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, la bautizó como “tregua-trampa”, y lo sabía a ciencia cierta, porque en el comando Donosti, en el epicentro de San Sebastián, se había infiltrado una policía, conocida como Aranzazu Berradre, que fue quien pasó la información del rearme de ETA y la que logró la desarticulación de aquel comando. Su historia ha protagonizado numerosos reportajes periodísticos y ahora dos películas narrarán, de manera más o menos ficcionada según cada proyecto, su labor como topo dentro de ETA durante ocho años.