Los ejercicios espirituales de Sánchez

Los ejercicios espirituales de Sánchez

No entiendo muy bien por qué necesita tantos días para reflexionar sobre su futuro. No entiendo que alguien pueda defender una decisión tan estrafalaria que ha dado una lamentable imagen del Gobierno entre nuestros socios europeos. No había más que leer los titulares de los principales periódicos para comprobar que estamos ante un auténtico despropósito. Sánchez estudió empresariales en el centro de los Agustinos en El Escorial. No sé si hacía esos ejercicios espirituales que empezaban el viernes y finalizaban el domingo por la tarde, pero es la única razón que se me ocurre para justificar que se tome estos días de reflexión. El esperpento comenzó con enviar una carta a los ciudadanos con un estilo propio del populismo iberoamericano que acabará conduciendo a que haga un programa diario tipo el «Presidente se dirige a la nación». Como si fuera Tiberio retirándose a Capri, necesita reflexionar durante estos días sobre si le compensa sacrificarse por España y los españoles. Es el estilo de estadista providencial que el destino envía a las naciones para que acometan retos hercúleos en circunstancias difíciles.

En la misiva no daba ninguna explicación, sino que se limitaba a atacar a la oposición y a los desafectos con el sanchismo porque han emprendido una conspiración contra el líder carismático, como son los jueces y algunos medios de comunicación. Tras este gesto procedió a desconectar de los actos públicos, aunque sus ministros se apresuraron a aclarar que la luz de La Moncloa sigue iluminando nuestras vidas. He de reconocer que escuchar a la vicepresidenta Montero siempre me produce un gran sosiego. Nos habla con esa voz calmada y esos argumentos ecuánimes. La verdad es que tiene razón cuando se queja porque la oposición hace de oposición y no de palmera de Sánchez. No debería criticarle, ya que es un líder que se ha convertido en un referente mundial. Afortunadamente, no vio el día anterior una serie de ciencia ficción, porque hubiera dicho galáctico. Estamos ante una reacción desmesurada de Sánchez que confirma que la legislatura está agotada haga lo que haga. Es un presidente débil que solo busca la adhesión inquebrantable que le ofrecerán estos días los pelotas del sanchismo. No hay más que constatar el nerviosismo en la izquierda política y mediática ante la posibilidad de que dimita.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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