La mañana del pasado 15 de marzo, un destructor de la Marina india desplegado en el mar Arábigo confirmó mediante un dron la presencia de hombres armados a bordo del granelero MV Ruen, que había sido secuestrado en diciembre cerca de la isla yemení de Socotra desde un barco iraní. Lo que siguió fue una misión de 40 horas en la que participaron un buque patrulla, otro dron, un avión de reconocimiento y comandos de la infantería del ejército indio. Al final, el grupo que había tomado el buque mercante, de bandera maltesa, se vio forzado a rendirse, se entregó y liberó tanto al barco como a su tripulación, que seguía en la nave.