Mayoría «social»

Mayoría «social»

El punto y final a cinco bochornosos días para la política española y la imagen de país marcado por una comparecencia de Sánchez el pasado lunes sobre la que prácticamente está todo dicho, ha venido a certificar –por si a algún avezado analista le cabía alguna duda– que cualquier movimiento a modo de bandazo o patada al guion por parte del actual presidente, aun careciendo de carácter estratégico porque las condiciones políticas y su exigua mayoría parlamentaria lo impiden, sí se corresponde con un más que medido tacticismo, que marca, señala y define cada movimiento desde el minuto uno en una representación en la que, alrededor del pantocrátor protagonista se mueven a golpe de tambor el resto de actores, desde los llamamientos al «no te vayas» durante una vergonzante e impostada «reflexión íntima», pasando por las escenas de la calle Ferraz el fin de semana, alpiste para imágenes televisivas, incluyendo por supuesto un CIS conveniente y oportunamente encargado y concluyendo, tras la comparecencia del lunes con una serie de entrevistas bien elegidas para darle más sonoridad a la caja de resonancia del toque a arrebato por una nueva etapa de «regeneración democrática» tras la medidísima espantada de cinco días.

Desde su discurso del lunes y alimentándolo con una sucesión de oportunas entrevistas, el jefe del Gobierno e incontestable amo del cortijo socialista, que diría su ministro Óscar Puente, no ha dudado en apelar a eso que tanto gusta definir a sus socios de Sumar como «mayoría social», verdadera piedra angular, no solo para el intento de deslegitimar cualquier control de la oposición política o de la propia judicatura, sino sobre todo para encarar una serie de reformas «regeneradoras» que, a cualquier conocedor del paño le eriza el vello desde el costado hasta la cerviz. La mayoría social a la que Sánchez alude allá donde le escuchan podría tener razón de ser con una clara suma de las izquierdas convencionales, cosa que no ocurre, sencillamente porque de quienes realmente se nutre es de formaciones poco comprometidas con la estabilidad constitucional en unos casos, de idearios poco sociales en otros, de prófugos de la justicia o directamente de los herederos políticos de la violencia etarra a la que no condenan. Esa es la «mayoría social» que Sánchez se arroga, una mayoría eso si parlamentaria, aunque sujetada con pinzas ergo, susceptible de otra «machada» táctica y giro teatral de guion, en cuanto toque.

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