En la visita por su cuarto cumpleaños del niño Richard Serra a la marina de San Francisco, donde quedó maravillado al ver cómo movían las grandes masas de acero de un lugar a otro, comenzó una de las carreras más fascinantes de la escultura contemporánea. Esa historia llegó a su final este martes, ocho décadas después de aquella excursión, con la muerte de un tótem del arte estadounidense: Serra falleció a los 85 años en su casa de Long Island, cerca de Nueva York. La causa fue una neumonía, según informó a The New York Times su abogado, John Silberman.
Muere Richard Serra, escultor del acero y del tiempo
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