Paciencia histórica del PNV y paciencia estratégica de Bildu

Paciencia histórica del PNV y paciencia estratégica de Bildu

Jean Jacques Rousseau (1712-1778), el autor de «El contrato social» y también el más popular de los filósofos jacobinos de la Revolución Francesa, escribió en «Emilio, o de la educación» que «la paciencia es amarga, pero dulces sus frutos». Anoche comenzó la campaña electoral oficial –hay siempre una campaña permanente– en el País Vasco. La cita con las urnas del 21 de abril, con candidatos nuevos en casi todos los partidos, pero entre los que destacan Imanol Pradales del PNV, y Pello Otxandiano de Bildu, apenas llega con la incógnita del poco probable –pero siempre posible– «sorpasso» de los abertzales radicales sobre los peneuvistas. Pase lo que pase y salvo sorpresa mayúscula, los socialistas vascos liderados por Eneko Andueza, a las órdenes de la Moncloa, claro, apoyarán un Gobierno encabezado por el PNV, como en los últimos tiempos. Pradales, el euskaldún de los ocho apellidos castellanos, tiene que volver a demostrar que los resultados electorales del PNV están al margen de sus candidatos. Algo parecido ocurre en Bildu, en donde Otxandiano releva al histórico Arnaldo Otegi que, según todos los indicios, seguirá al mando de todo en la trastienda. Lo más novedoso de los previos de la campaña es que tanto el PNV como Bildu han puesto algo de sordina y tiempo a sus aspiraciones independentistas. Imanol Pradales se lo explicó en otro día a Rafa Latorre, en la Brújula de Onda Cero: «Tenemos paciencia histórica». En Bildu, mientras tanto, hablan de «paciencia estratégica».

Los peneuvistas están concentrados en ganar las elecciones y, sobre todo, en tener más votos y diputados que Bildu. Están bastante seguros de que lo pueden conseguir, aunque también temen que sea la última vez. Las cabezas pensantes del partido que lidera Andoni Ortúzar, al que no le queda mucho mandato por cierto, advierten de que dentro de cuatro años –si hay una legislatura completa– existen bastantes posibilidades, por razones generacionales entre otras, de que Bildu sea la primera fuerza política vasca y logre gobernar. Los de Otegi y Otxandiano han llegado a la misma conclusión y no tienen prisa, de ahí, la paciencia estratégica. Y mientras esperan, observan como los «indepes» catalanes agitan todo y, en definitiva, les hacen parte del trabajo. Todo lo que consigan en los próximos tiempos Puigdemont, Aragonés y Junqueras lo pedirán y obtendrán ellos más tarde y con mucho menos esfuerzo y desgaste, con Sánchez en la Moncloa y quizá también sin él. Serán «los dulces frutos» de la paciencia de los que hablaba el filósofo Rousseau.

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