Este lunes la Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto a Pedro Trapote, conocido empresario dueño de la churrería y chocolatería San Ginés, así como de otros centros de ocio nocturno de la capital, como Joy Eslava y el Teatro Barceló. Además de una pena de prisión por un periodo de seis años, la fiscalía solicitaba el pago de 40 millones de euros comprendidos entre multas e indemnización por responsabilidad fiscal.
Finalmente, la Audiencia Provincial ha declarado nulos los registros en los domicilios sociales del empresario tras decretar la conocida como la doctrina “fruta del árbol envenenado”. En resumidas cuentas se refiere a que toda prueba que tenga una relación directa con otra que sea considerada como nula se considerará automáticamente como nula. De este modo, en el caso que nos ocupa se ha recriminado a la Agencia Tributaria el uso de información que no había sido autorizada por el juez de instrucción y se ha considerado como prueba ilícita atendiendo al artículo 11.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Esta doctrina de origen bíblico fue puesta en práctica por primera vez en el caso de Silverthorne Lumber Company contra Estados Unidos. Una situación en la que se puede emplear dicha doctrina es cuando se procede a registrar un domicilio privado sin la autorización de un juez. Ante esta situación se podría defender que los agentes responsables estarían cometiendo un ataque contra la inviolabilidad del domicilio y el derecho a la intimidad. Por ello, toda prueba que se pudiera encontrar en el interior se consideraría nula por vulnerar los derechos fundamentales de toda persona física.
Respaldado por la ley, el empresario ha evitado de esta manera un juicio contra Hacienda. Pedro Trapote, marido de Begoña García Vaquero, es uno de los empresarios más conocidos del ocio nocturno. En 2011 fue galardonado con el Premio al Mérito Turístico de Madrid por toda su trayectoria empresarial.
