Han pasado cuatro años desde la sombría primavera de 2020, cuando la primera ola de covid sumió a nuestro continente en una pesadilla hasta entonces inimaginable. La mayoría de los europeos pasaron aquella Semana Santa aislados de sus seres queridos, temiendo no solo por su salud sino también por sus medios de vida, mientras la actividad económica se desplomaba.